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¿Alguna vez has experimentado dificultades al tragar alimentos o líquidos? La disfagia, una condición que afecta la habilidad para tragar de manera normal, puede presentarse como un desafío que va más allá de lo incómodo. Desde sensaciones de obstrucción hasta molestias recurrentes, la disfagia puede impactar significativamente la calidad de vida y la nutrición.

En este artículo, hablaremos de la disfagia, explorando sus posibles causas, síntomas asociados y opciones de tratamiento. ¡Sigue leyendo para saber más!

¿Qué es la disfagia?

La disfagia, un término médico que se traduce en dificultad para tragar, se manifiesta como más que una simple molestia al disfrutar de nuestras comidas diarias. En algunos casos, esta afección no solo es incómoda, sino que puede tornarse dolorosa, llegando incluso a desafiar la acción misma de la deglución.

Si bien es normal experimentar ocasionalmente complicaciones al tragar, como cuando nos apuramos a comer o no masticamos adecuadamente, la persistencia de la disfagia es un asunto más serio que merece atención médica. Esta condición puede afectar a personas de cualquier edad, pero se manifiesta con mayor frecuencia en adultos mayores. Las razones detrás de las dificultades para tragar son variadas, y el tratamiento adecuado dependerá de la causa subyacente.

Síntomas de la disfagia 

La disfagia, con sus intrincados matices, se manifiesta a través de una variedad de síntomas que van más allá de la simple incomodidad al tragar. Estos signos pueden ser indicativos de problemas subyacentes que afectan la deglución de alimentos y líquidos

  • Dolor al tragar: sensación de molestia o dolor al tragar, lo que puede variar en intensidad.
  • Incapacidad para tragar: dificultad extrema o imposibilidad de tragar, incluso en pequeñas cantidades de alimentos o líquidos.
  • Sensación de obstrucción: percepción de que la comida se atasca en la garganta, el pecho, o detrás del esternón.
  • Babeo: exceso de saliva o incapacidad para controlar la saliva adecuadamente.
  • Ronquera: cambios en la voz, que pueden manifestarse como ronquera o alteraciones en el tono vocal.
  • Reflujo de la comida o regurgitación: retorno involuntario de alimentos o líquidos desde el estómago hacia la boca.
  • Acidez estomacal frecuente: experiencia regular de acidez estomacal, especialmente después de comer.
  • Alimentos o ácido estomacal que refluye a la garganta: movimiento retrogrado de alimentos o ácido estomacal hacia la garganta.
  • Pérdida de peso: reducción no intencionada en el peso corporal, a menudo asociada con la dificultad para ingerir suficientes nutrientes.

Reconocer estos síntomas es esencial para una evaluación y diagnóstico precisos. Ante la presencia de estos signos, buscar la orientación de un profesional de la salud es crucial para determinar la causa subyacente y establecer un plan de tratamiento personalizado. En el viaje hacia el manejo de la disfagia, el entendimiento de estos síntomas juega un papel fundamental.

Causas de la disfagia 

  • Estrechamiento del esófago: el estrechamiento del esófago, ya sea debido a cicatrices, tumores o inflamación, puede dificultar el paso de los alimentos.
  • Achalasia: una condición en la cual los músculos del esfínter esofágico inferior no se relajan adecuadamente, afectando la capacidad del esófago para transportar los alimentos hacia el estómago.
  • Enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE): el reflujo ácido crónico puede causar irritación y estrechamiento del esófago, contribuyendo a la disfagia.
  • Esófago de Barrett: una condición en la cual el revestimiento del esófago cambia, a menudo como resultado del reflujo crónico, aumentando el riesgo de cáncer de esófago.
  • Divertículos esofágicos: pequeñas bolsas que se forman en la pared del esófago, a veces causando dificultad para tragar.
  • Tumores esofágicos: tumores benignos o malignos en el esófago pueden obstruir el paso de los alimentos.
  • Espasmos Esofágicos: contracciones incontroladas de los músculos del esófago que pueden causar dificultad para tragar.
  • Miastenia gravis: una enfermedad neuromuscular que puede afectar los músculos utilizados para tragar.
  • Esclerodermia: una enfermedad autoinmune que puede afectar los tejidos del esófago y causar cicatrices.
  • Trastornos neuromusculares: condiciones como el Parkinson o la distrofia muscular que afectan los músculos utilizados en la deglución.
  • Lesiones traumáticas: lesiones en la cabeza, el cuello o el esófago que pueden causar estrechamiento o cicatrices.
  • Enfermedades neurológicas: condiciones como el accidente cerebrovascular, la esclerosis múltiple o la enfermedad de Alzheimer que pueden afectar los procesos neurológicos relacionados con la deglución.

Tratamiento de la disfagia 

El tratamiento de la disfagia depende de la causa subyacente y la gravedad de la condición. Estos son algunos de los tratamientos más comunes para tratar la disfagia:

Evaluación y diagnóstico 

La disfagia se refiere a la dificultad para tragar alimentos, líquidos y/o saliva. El tratamiento de la disfagia depende de la causa subyacente y la gravedad de la condición. Aquí hay algunas estrategias generales que se pueden emplear en el manejo de la disfagia:

Modificación de la textura de los alimentos 

Puede ser necesario ajustar la textura de los alimentos y líquidos para que sean más fáciles de tragar. Esto puede implicar la preparación de alimentos más blandos o la adición de espesantes a líquidos.

Terapia de deglución 

Los logopedas o terapeutas del habla y del lenguaje pueden trabajar con individuos que tienen disfagia para mejorar la coordinación de los músculos utilizados en la deglución.

Ejercicios musculares 

Algunas personas pueden beneficiarse de ejercicios específicos para fortalecer los músculos utilizados en la deglución.

Intervenciones médicas o quirúrgicas 

En casos más graves o cuando la disfagia es causada por una obstrucción o estrechamiento del esófago, pueden ser necesarias intervenciones médicas o quirúrgicas.

Adaptaciones en el estilo de vida

Hacer ajustes en la dieta, como comer porciones más pequeñas y tomar sorbos pequeños de líquidos, puede ayudar a prevenir la aspiración y facilitar la deglución.

Consejos para facilitar el proceso de tragar si tienes disfagia leve

  • Opta por alimentos más suaves y fáciles de tragar. Puedes elegir purés, sopas espesas, yogur y otros alimentos que requieran menos esfuerzo al masticar.
  • Come porciones más pequeñas y realiza comidas más frecuentes a lo largo del día. Esto puede ayudar a reducir la carga sobre los músculos de la deglución.
  • Masticar los alimentos cuidadosamente puede facilitar el proceso de tragar. Asegúrate de tomar el tiempo necesario para masticar antes de tragar.
  • Bebe sorbos pequeños de líquidos en lugar de tragar grandes cantidades de una vez. Además, puedes probar a espesar los líquidos si encuentras que te resulta más fácil tragarlos de esa manera.
  • Siéntate en una posición erguida y mantén la cabeza en posición vertical mientras comes. Esto puede ayudar a prevenir la aspiración y facilitar el paso de los alimentos.
  • Concéntrate en la comida y evita distracciones durante las comidas. Comer lentamente y prestando atención a la deglución puede ayudarte a evitar problemas.
  • Algunas personas encuentran útil consumir alimentos y líquidos a temperaturas moderadas o tibias en lugar de extremadamente calientes o fríos.
  • Experimenta con diferentes consistencias de alimentos para determinar cuáles son más fáciles de tragar. Algunas personas pueden encontrar más cómodo consumir alimentos más secos, mientras que otras prefieren alimentos más húmedos.

Recuerda que estos consejos son generales y pueden no ser adecuados para todos. Es esencial buscar la orientación de un profesional de la salud para desarrollar un plan de manejo personalizado para tu disfagia.