¿Sientes un dolor agudo en la boca que no desaparece? ¿Has notado hinchazón o un malestar que aumenta progresivamente? Podrías estar experimentando un absceso dental, una infección que no solo compromete tu salud bucal, sino también tu bienestar general.
En este artículo, te explicamos todo lo que necesitas saber sobre los abscesos: sus causas, síntomas y los tratamientos más efectivos para eliminarlos y evitar complicaciones.
¿Qué es un absceso dental?
Un absceso es una acumulación de pus provocada por una infección bacteriana. En el caso de los abscesos dentales, la infección se origina en la boca y puede afectar varias áreas: la raíz del diente, la encía o el hueso que sostiene el diente.
Existen tres tipos principales:
- Absceso periapical: se forma en la punta de la raíz del diente, generalmente debido a una caries no tratada que ha alcanzado el nervio.
- Absceso periodontal: afecta a las encías y al hueso que rodea el diente, y suele estar vinculado a enfermedades periodontales avanzadas.
- Absceso gingival: se origina en el tejido de la encía, sin afectar directamente al diente o al hueso.
Independientemente de su ubicación, un absceso dental necesita atención inmediata por parte de un dentista para evitar que la infección se propague o cause daños irreversibles.
¿Cuáles son las causas?
El origen de un absceso es generalmente una infección bacteriana. Las bacterias pueden penetrar en la pulpa dental (el tejido blando dentro del diente) a través de:
- Caries profundas no tratadas.
- Traumatismos dentales que causan fracturas o grietas.
- Empastes deteriorados que permiten la entrada de bacterias.
- Enfermedades periodontales que afectan la sujeción del diente.
- Restos de comida o partículas atrapadas entre la encía y el diente.
Una vez que las bacterias alcanzan el interior del diente, el sistema inmunológico responde generando pus. Si este pus no se drena, se forma el absceso, lo que provoca dolor, inflamación y el riesgo de que la infección se propague.
Síntomas de un absceso
Los abscesos dentales pueden presentar una variedad de síntomas, que van desde leves hasta severos. Reconocerlos a tiempo es crucial para recibir atención profesional lo antes posible. Algunos de los síntomas más comunes son:
- Dolor constante y agudo, que puede irradiar hacia la mandíbula, el oído o el cuello.
- Inflamación en la cara o encía.
- Sensibilidad al calor o al frío.
- Mal sabor o aliento desagradable persistente.
- Fiebre en casos avanzados.
- Pus visible o supuración en la zona afectada.
- Dificultad para masticar o abrir la boca.
- Inflamación de los ganglios linfáticos en el cuello.
En algunos casos, el dolor puede disminuir si el absceso drena de manera espontánea, pero esto no significa que la infección haya desaparecido. Es esencial visitar al dentista para un tratamiento adecuado.
¿Qué sucede si no se trata?
Ignorar un absceso puede acarrear consecuencias graves. Si no se atiende a tiempo, la infección puede extenderse a otras áreas del cuerpo, como la mandíbula, el cuello e incluso el corazón, lo que puede poner en peligro la vida. Además, puede causar:
- Pérdida del diente afectado.
- Destrucción del hueso alveolar.
- Formación de fístulas (canales que permiten que el pus se drene hacia otras áreas).
- Complicaciones sistémicas como sepsis.
Por ello, ante cualquier indicio, lo mejor es actuar rápidamente y consultar a un profesional.
Diagnóstico y tratamiento
En el Estudio Dental del Dr. Román Hernández realizamos un diagnóstico preciso mediante una evaluación clínica y, si es necesario, con radiografías o pruebas de imagen. El objetivo es identificar la causa, evaluar su extensión y elegir el tratamiento adecuado.
Tratamientos comunes
- Drenaje del absceso: cuando el pus se ha acumulado, se realiza una pequeña incisión para liberar la infección y aliviar la presión, proporcionando un alivio inmediato del dolor.
- Tratamientos de conducto (endodoncia): en los casos de absceso periapical, se lleva a cabo una endodoncia para eliminar la infección dentro del diente y sellarlo de manera permanente, lo que permite conservar el diente afectado.
- Antibióticos: cuando la infección se ha diseminado o el paciente tiene fiebre, se administran antibióticos. Sin embargo, los antibióticos no eliminan la causa, por lo que deben combinarse con otros tratamientos.
- Extracción dental: si el diente está gravemente dañado y no puede salvarse, es posible que se deba extraer para evitar que la infección persista o se propague.
¿Cómo evitar un absceso dental?
La buena noticia es que muchos abscesos dentales se puede prevenir con una adecuada higiene bucal y visitas regulares al dentista. Aquí tienes algunas recomendaciones:
- Cepíllate los dientes tres veces al día con una técnica adecuada y un cepillo en buen estado.
- Usa hilo dental o cepillos interdentales para eliminar la placa entre los dientes.
- Limita el consumo de azúcar, que favorece la aparición de caries.
- Acude al dentista cada seis meses para revisiones y limpiezas profesionales.
- No ignores pequeñas molestias dentales, como la sensibilidad o el sangrado de encías.
- Protege tus dientes de golpes, especialmente si practicas deportes de contacto.
Trata tu absceso en el Estudio Dental Román Hernández
Un absceso no es solo un problema dental, sino una señal de que algo no va bien en tu boca. Detectarlo a tiempo y acudir al dentista es fundamental para evitar complicaciones graves. En la Clínica Dental del Dr. Román Hernández, te ofrecemos un diagnóstico preciso, tratamientos eficaces y un acompañamiento constante para ayudarte a recuperar tu salud bucal.
Si sospechas que tienes un absceso, no dudes en ponerte en contacto con nosotros. Cuanto antes actúes, mejor será el pronóstico y más fácil será preservar la salud de tus dientes.